ALBERTO CAMPO BAEZA
"La idea construida"
Mi casa en el verano es una sombra, entre cuatro paredes
levantada.
Sombra que a fuerza de oscura es transparente de tan llena
de la luz que allí batalla.
La casa en el verano es el sosiego, un lugar donde la calma
se aposenta, un remanso de paz donde se vuelve.
Mi casa en el verano es una balsa adonde acuden mis
náufragos amigos a desgranar la palabra
que conforta, a rescatar el tiempo tan perdido. Nacen allí poemas de la nada,
quizás lo más hermoso de la vida.
Pero y ¿qué y cómo es la casa al fin y al cabo?
Es una simple y sencilla arquitectura.
Cuatro altos muros bien blancos bien trazados, dispuestos
con frugal sabiduría. Con un adentro en sombra bien medida, que con la brava
luz porfía siempre.
Un firme suelo de piedra como hallado, como si fuera la tierra
que emergiera, dando su apoyo a nuestros pies descalzos.
Y al fondo y en el centro allí excavada, una alberca serena
y en silencio, recipiente de un agua
casi quieta. Una gaviota perdida alli se
baña, sin tocarla ni mancharla, casi nada. Y es que el agua así en la sombra es
un espejo, periscopio infinito de los cielos.
Y en sus cuatro claros puntos cardinales, al horadar la
piedra en sus entraña, han brotado lunares limoneros que abren su blanca flor cada mañana.
Es mi casa en verano arquitectura, en el más pleno
sentido del vocablo.
Huerto cerrado, arcadia, paraíso. Cuatros murs y un árbol y
una alberca.
Y luz y oscuridadacompasados. Y el suelo fresco de piedra
que da gloria.
Cielo en la tierra, pues ¿qué es si no la arquitectura?
Cadiz, verano de 1996. A propósito de la casa de Gaspar en
Zahora
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